La búsqueda de la identidad que se expresa con una voz autónoma es el hilo conductor de toda la novela, y la Laura madura del final es el resultado de una experiencia de vida compleja, enriquecida por el contacto fértil y variado con los protagonistas de este gran retablo de la Mexicanidad.
Un tema central es la relación de la protagonista con la Historia, que es una presencia constante en la novela. Laura es una testigo de los principales acontecimientos que cambian su país a lo largo del siglo XX. Además, conoce también la situación europea antes de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, los exiliados de esta guerra y años más tarde la víctimas del macartismo en los Estados Unidos de los años cincuenta. Los horizontes de la novela son entonces bastante amplios, aunque el eje del atención es siempre México. El contacto con la Historia le ofrece a la protagonista ocasiones constantes para interpretar la realidad, creando un bagaje de impresiones que será determinante para el desarrollo de su propia actividad artística. Además, la presencia de la Historia en la novela permite entender la relación de especularidad que se establece entre Laura y México, ya que evidencia el paralelismo entre la evolución personal de la protagonista y la colectiva de su país.
La Revolución es el gran acontecimiento que influencia todo el siglo, después del cual hay que definir y renegociar la fisionomía del país, proceso que se desarrolla entre muchos errores y dudas. La historia de Laura, con su dificultades en encontrar una forma, es una representación simbólica de lo que ocurre contemporáneamente en México: Laura tiene que encontrar su posición en la sociedad, pero la sociedad misma tiene que encontrar una manera de definirse. También la estrecha relación con los orígenes y con el pasado que caracteriza la vida de Laura es una reproducción de la atención al pasado propia de México, donde la historia se refleja en el mito y este último se convierte en un punto de referencia constante.
Nessun commento:
Posta un commento